Para lograr que el desarrollo de nuestro alumnado se dé armónicamente, es necesario que crezcan en ambientes favorecedores donde se sientan seguros, aceptados y con la posibilidad de expresar tanto sus habilidades como sus limitaciones, por eso en Huellas (Jaime Sabines) ofrecemos un ambiente cálido que propicie el respeto y las relaciones horizontales, queremos que los niños, las niñas y los adolescentes aprendan, y que aprendan siendo felices.
Los límites brindan claridad y seguridad a niños, niñas y adolescentes sobre cómo relacionarse, cómo comportarse en los diferentes ambientes y qué es lo que favorece la convivencia y el trabajo en los diferentes espacios y entornos; por ello, es importante que nos detengamos a pensar en cómo hacemos para establecerlos y fomentarlos en la escuela.
Las normas que se plantean a continuación, surgen desde una visión particular que hemos construido como colegio para educar en valores; una que nos lleve a construir y potenciar relaciones fundamentadas en la paz entre alumnos-padres-maestros y les ayude a construir una nueva forma de convivir: una en la que se sientan seguros, felices y confiados, y que los lleve a desarrollarse como personas respetuosas, solidarias y equitativas.
Nos parece importante aclarar que para el manejo de los límites y la construcción de las reglas escolares, seguimos dos procesos complementarios que favorecen la construcción de una Cultura de Paz y el Respeto a los Derechos Humanos de todas las personas que formamos parte de esta comunidad educativa.
En principio, todas las normas y reglas escolares se presentan y dan sentido junto con cada uno de los grupos, atendiendo sus necesidades de pertenencia, de trabajo y de convivencia, y las definimos tomando en cuenta a todos y a todas. Creemos firmemente que las relaciones entre las personas deben basarse en relaciones horizontales de respeto, en donde todos asumamos las mismas reglas, independientemente del rol, cargo o responsabilidad que tengamos en la escuela.
Nos corresponde a todos y a todas promover desde la convivencia y el trato cotidiano que estas reglas se cumplan y respeten.
Cuando alguna de estas reglas no se cumple, lo que buscamos es que las personas asuman la consecuencia de lo que su acción provocó en los demás; para ello hacemos uso de las sanciones por reciprocidad: éstas son acciones específicas que tienen una relación directa con lo que el niño o la niña hizo y que lo llevan a reparar la situación.
En los casos en que surja alguna crisis de conflicto entre las personas, lo que hacemos es propiciar un proceso de resolución de conflictos: las personas afectadas buscan una solución conjunta a la situación, una en la que ambos se sientan tranquilos y satisfechos y, sobre todo, en la que se equilibre una posible diferencia de poder.
Esta tarea nos implica mucha responsabilidad, preparación continua y organización, por lo que tenemos que plantearnos reglas que favorezcan y faciliten la convivencia entre todos nosotros. Para ello, hemos decidido organizar las normas en tres apartados: las que tienen que ver con la convivencia, las que tienen que ver con la seguridad y el cuidado de la salud del alumnado y, por último, las que tienen que ver con la organización.